lunes, 1 de marzo de 2010

Ruta de los molinos del Profundu: segundo intento


Este es nuestro segundo intento y probablemente no el último de hacer esta ruta, la ruta de los molinos del río Profundu, en Villaviciosa. Como la primera vez la nieve nos dificultó mucho el caminar, la intentamos otra vez. Y si la nieve es un problemilla, el barro casi más.


Lo que en el primer intento era nieve, en el segundo era barro, en algunos momentos un lodazal.

 



 


En cuanto salimos a campo abierto, foto para la posteridad. Silvia, Rubén, Manu, Fran, Fredo, Silvia, Susana y Don Antonio en sus brazos. La fotógrafa: Ana.
 

  


El caminar había que hacerlo con mucho cuidado para no resbalar

  


Las pendientes con cuidadín, eh Silvia ?

  



  



  



  



  


Mucha agua por todos lados, el camino en algunos tramos parecía un reguero. Como para ir en playeros, eh Ruben ...je je.

  



  


De nuevo alcanzamos el río.

  


Aquí hubo que saltar un pequeño reguero, la cámara estaba preparada, pero nadie se fue al agua ...Yo tampoco.

  



  



  


Aunque parezca de noche, no lo es en absoluto. Las pilas de la cámara, recien compradas, me jugaron una mala pasada.

  



  


Dios mio, que pintas ...

 



  


Ascendemos un poco, alejándonos del río.

  


El camino por el que vamos en la foto, es realmente una canalización de agua para uno de los molinos.

  

  

  


Por fin llegamos al molino de la Peña, uno de los que se encuentra en mejor estado y que además esta en un lugar con mucho encanto: junto a una cascada que en esta ocasión lleva un montón de agua. El ruido es ensordecedor.

  



  



  


En esta imagen casi se puede "oir" el ruido del agua al caer.

  



  



  

Dios mio, un siux nos espía !!!!

  



  


El interior del molino es accesible, y se puede ver la maquinaria del mismo.

  



  



  



  


Fotos de yo estuve alli ....

  



  



  


Sin tiempo para más, seguimos ruta. El camino se eleva y aleja algo del río.

  



  


Entramos en una zona boscosa, con los troncos de los árboles llenos de líquenes. La porquería de la cámara y la torpeza del fotógrafo hacen que casi no se aprecie.

  



  




  


El camino nos vuelve a llevar al río, donde se nos hace dificil continuar. El barro, los setos y algunos árboles caidos dificultan el caminar.

  



  


Las pilas de la cámara no dieron para màs (o eso en aquel momento), contar que llegamos a un punto, cerca del final, donde habia que cruzar el rio, que iba crecido. Se estaba haciendo tarde y habia que regresar. A la vuelta me entraron ganas de hacer más fotos de la cascada y las pilas aguantaron unas fotos más.

  



  

  


  



  



  


Al terminar la ruta, como siempre visita a un barín. Unas cervecitas, unas risas y buen humor. Un poco de descanso y relax. Por cierto de quién son esos pantalones tan gochos ?


 



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